domingo, 13 de mayo de 2012

PERIODISMO : Medellín sabe a progreso


Medellín sabe a progreso

Aroma, color y un nuevo sabor invaden la ciudad de la eterna primavera
Que realmente disfrutemos sintiendo una buena textura, agradable aroma y exquisitez es la meta de quienes cocinan pensando en la importancia de comer no solo para satisfacer una necesidad, sino para alimentarnos mientras vivimos una verdadera experiencia sensorial.
La culinaria, el antiguo arte que nunca se detiene, ha tomado tanta fuerza a través del tiempo, que se ha convertido en un importante ícono de identidad que requiere no solo tiempo, sino la creatividad y el ingenio suficiente para que resulte un buen plato. Medellín, la ciudad de la eterna primavera se ha consolidado como un sector de alto nivel gastronómico que mantiene sus puertas abiertas para cientos de visitantes que constantemente se acercan para disfrutar los atractivos de la segunda ciudad más importante de Colombia.
Amplia y de calidad es la formación en gastronomía que ofrece nuestra ciudad, pues contamos con sedes de las mejores escuelas del país.  El 17% de los 130.000 estudiantes en educación superior han optado por Institutos como la Escuela Gastronómica de Antioquia, la Colegiatura Colombiana y el Instituto Superior Mariano Moreno,  que ofrecen  programas variados en donde se toma la cocina como un aspecto que trasciende las técnicas y los insumos para convertirse en un magnífico proceso de transformación.
Nuestra ciudad es la anfitriona de eventos destacados como el encuentro gastronómico “otro sabor” que se realiza anualmente. Un proyecto planeado para afirmar un fuerte compromiso con el país: rescatar, valorar y proyectar la cocina colombiana mediante un enfoque en generar interés por los productos y técnicas regionales.
Se trata de una maravillosa experiencia sensorial realizada por la facultad de Gastronomía de la Colegiatura Colombiana, distribuida en varios pabellones con el fin de ubicar al visitante en el lugar más apropiado según su interés en el evento. La ocasión  perfecta para interactuar con otras culturas gastronómicas, ampliar conocimientos gracias a las clases dictadas por chefs internacionales y  aprender con los expertos en diferentes seminarios como “los sabores de Colombia para el mundo”.
Además, este espacio representa una oportunidad de progreso para microempresarios del sector gastronómico que permiten conocer su actividad comercial mediante stands en los que pueden ubicarse y mostrar sus productos. Según Andrés Caballero, uno de los organizadores, éste evento tiene una gran demanda y siempre tiene una excelente acogida del público.
Cerca de 28.000 personas se acercan para disfrutar anualmente las delicias del encuentro que nos reúne en torno a los nuevos sabores y saberes de cada espacio.
Con seguridad cada lugar tiene un toque particular; en algunos sobresale el color, en otros el olor,  la elegancia, y también hay quienes mezclan varios conceptos para conquistar a los visitantes y dejarlos tan cautivados como se siente Felipe Trujillo Vélez, quien lleno de interés recorre cada año los espacios del Jardín Botánico para disfrutar al máximo la travesía de sabores que puede vivir con este evento.
Felipe es un excelente ejemplo de pasión por la profesión, pues su decisión de ser chef no surgió un día cualquiera después de mucho pensar o contemplar muchas otras posibilidades como le sucede a muchos. Sino que atraído por los deliciosos platos que preparaba su mamá, fue creciendo con ganas de descubrir los secretos culinarios que hacían que abandonara los juegos con sus amigos en la calle y regresara rápido a casa para disfrutar una deliciosa comida. “El truco era el amor, y  no me demoré mucho para saberlo, o mejor dicho ya lo sabía y no lo había notado” Pero después de conocer el importante truco, aún faltaba conocer la otra parte: cómo cocinar bien rico. 
Según Felipe, ese proceso de aprendizaje empieza pero nunca termina, pues variadas son las culturas que hay en el mundo e infinitas las preparaciones que se pueden lograr. Por eso dedica cada día de su vida a buscar el conocimiento y a practicar todo lo que ha aprendido a lo largo de su vida. Pero como muchos, él piensa que todos los excesos son malos “…yo cocino sin abusar, prefiero preparar varias recetas en poquitas cantidades, en vez de hacer un montón de la misma comida que al final hace que uno se canse y no quiera volver a ver el plato por un buen tiempo” Pero la otra razón para que Felipe Trujillo sea cuidadoso al cocinar y al comer está relacionada con la obesidad que sufrió cuando era niño por devorarse las delicias que hacía su mamá.
“Yo pensaba que dejar que el niño comiera cuando quisiera y lo que quisiera no tenía nada de malo, pero esos errores uno los paga caro porque la salud no tiene precio y a la vez ayudan porque cuando él se enfermó cambió mucho la forma de comer de todos en la casa” afirma Abigaíl Vélez, la madre de Felipe.
 “Una cosa es comer y otra cosa es disfrutar los alimentos”, por eso este joven de 25 años se preparó para deleitar paladares y no para que la gente simplemente se lleve la comida a la boca hasta quedar satisfecha.
Felipe empezó comprando libros de cocina básica cuando estaba en el colegio y aprendió a preparar las recetas más sencillas. Aunque siempre tuvo clara su vocación, llegó a pensar en no seguir su pasión cuando algunos amigos buscaban intimidarlo afirmando que la cocina era para mujeres.
Aun así siempre se mostró firme y con el constante apoyo de sus padres pudo hacer a un lado los comentarios malintencionados que recibió incluso de algunos familiares, pues los hombres de la familia de su padre (los Trujillo Escobar), solían ser abogados o ingenieros pero no “cocineros raritos” como cierta vez lo llamaron.
De todas formas Felipe tenía lo más importante: el apoyo y la confianza de Abigaíl Vélez y Javier Trujillo, las personas más importantes de su vida, quienes nunca dudaron de la hombría de Felipe ni de su talento. Y para sorpresa de todos, tan buen chef resultó que cuando estaba a punto de graduarse en la Colegiatura, ganó un concurso para nuevos talentos culinarios y pudo hacer una especialización en Italia. Hace dos años regresó y consiguió empleo como docente en el SENA y también es jefe de cocina en un restaurante.
 La vida de Felipe está llena de color, olor y el exquisito sabor que tiene trabajar en lo que le apasiona y ser bueno en ello. Además se siente feliz de contribuir al fortalecimiento del sector gastronómico que cada día se extiende para dejar claro que la culinaria es un arte que atrae tanto a hombres como a mujeres realmente apasionados y comprometidos que al igual que este joven, participan activamente de proyectos que impulsan este sector, como el festival gastronómico MARIDAJE, otra importante feria que se enfoca en mostrar la combinación adecuada entre cada tipo de alimentos con las bebidas.
El evento surge de la alianza entre las organizaciones Plaza Mayor, El Tour Gastronómico y Santiago Puerta Logística y Mercadeo con el fin de reunir los 50 mejores restaurantes de Medellín,  las más importantes empresas productoras y distribuidoras de vinos,  cervezas, cafés, quesos, embutidos, repostería, entre otros y descubrir la armonía perfecta entre una bebida y un plato.
Así pues, la industria gastronómica de nuestra ciudad avanza a pasos agigantados que se reflejan cada vez con mayor intensidad. Excelentes restaurantes y exitosos eventos hacen que constantemente muchos quieran visitar la ciudad de la eterna primavera y deseen conocer el sabor de nuestra tierra.






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